Cada 8 de marzo, Juezas y Jueces para la Democracia quiere constatar los avances y retrocesos en la igualdad de derechos para las mujeres, dada la fragilidad de su conquista de la que debemos ser muy conscientes. Es necesario reflexionar sobre los obstáculos que suponen los trabajos precarios, salir del paro tras cada crisis, así como la brecha salarial. La pobreza no puede tener rostro femenino ni se puede ignorar la discriminación que dificulta la vida de las mujeres en igualdad.

Este 2022, tras el ataque bélico perpetrado por Rusia contra Ucrania, teniendo en cuenta que la guerra es el mayor marco de violación de derechos humanos, creemos necesario centrar nuestra atención en lo que tal situación está provocando en los derechos de las mujeres ucranias. Cuando se produce una crisis o un conflicto los grupos de población más vulnerables son los que más riesgos corren. Lo vimos con la pandemia y lo volvemos a ver con la invasión militar de Ucrania. Las mujeres, en su papel de cuidadoras familiares, huyen con niños y niñas, acompañan a personas con discapacidad o ancianas. Según ACNUR, más de millón y medio de personas han pasado ya por las diferentes fronteras de Ucrania para escapar del conflicto.

No cabe olvidar que los conflictos aumentan el riesgo de violencia de género. En estas situaciones el uso del cuerpo de las mujeres, niños y niñas es una muestra de las estructuras de poder. Cuando existen situaciones de vulnerabilidad extrema, y una guerra lo es, el riesgo de trata y tráfico de personas se multiplica. Miles de niñas y mujeres de Ucrania se exponen a un mayor riesgo de ser prostituidas de forma forzosa dentro y fuera de sus fronteras, lo que nos obliga a estar muy alertas. Negar la violencia de género no nos permite avanzar en la igualdad entre hombres y mujeres.

Instamos a que todos los países cumplan las obligaciones de la “Declaración sobre la protección de la mujer y el niño en estados de emergencia o de conflicto armado” proclamada por la Asamblea General de la ONU de 1974 y, en especial, advertimos de la necesidad de adoptar planes y medidas concretas para la protección por parte de los organismos internacionales. Debemos velar por las necesidades vitales inmediatas y las expectativas de futuro de una vida digna en igualdad.

Hoy nos sumamos a ese espacio de solidaridad, de fuerza y de reivindicación de “derechos para todas”, que significa el 8 de Marzo; pero queremos, este año de forma especial, mostrar nuestra profunda indignación por los sufrimientos de las mujeres, niños y niñas que viven en zonas en conflicto, soportando las más graves violaciones de sus derechos humanos.

8 de marzo de 2022

JUEZAS Y JUECES PARA LA DEMOCRACIA