Manifiesto suscrito con la Comisión de Derechos Humanos de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia.
Los niños y niñas que están fuera de su país o en tránsito son sujetos especialmente vulnerables y en importante riesgo de ser víctimas de abusos y de tráfico de personas. Esta situación de riesgo aumenta cuando viajan solos, y se les debilita enormemente cuando sufren la separación forzosa de sus padres, que son encerrados como criminales sin asistencia jurídica.
A estos menores de edad les asiste la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención de los derechos de los niños, que cuenta con el Comité de los Derechos del niños para controlar su cumplimiento en todos los lugares del mundo. Todos los Estados están obligados a respetar y garantizar los derechos de la infancia, aunque no se sea parte de la Convención como es el caso de los Estados Unidos.
El Derechos internacional exige que se respete el interés superior del niño y el derecho a ser escuchados en las decisiones que les afecta como obligación erga omnes.
Los derechos de los niños y niñas tienen vigencia efectiva en cualquier país con independencia de cuál sea el territorio donde se encuentren, y todos los Estados deberá respetar escrupulosamente sus derechos. Por ello ningún Estado está legitimado para forzar la separación de los niños de sus padres, y deberán velar para que estén acompañados de sus progenitores, para que así reúnan las condiciones adecuadas para asegurar el desarrollo holístico de los menores.
Se debe crear y poner en marcha un instrumento internacional específico para la búsqueda y localización de los cientos de hijos y padres separados en la frontera México-EEUU, y se debe declarar una situación de emergencia humanitaria ante la situación de los menores de edad migrantes y/o refugiados separados de sus padres. Que nombre una Comisión de Naciones Unidas que se encargue de llevar a cabo la investigación y las acciones oportunas.