Jueces para la Democracia, en el 35 aniversario de la llamada Matanza de Atocha, quiere manifestar lo siguiente.

Un 24 de enero de 1977 unos asesinos entraron en el nº 55 de la Calle Atocha subiendo al Despacho de letrados laboralistas que allí se ubicaba. Dentro del mismo, asesinaron a tiros a cinco abogados laboralistas e hirieron a otros que trabajaban en la defensa de derechos sindicales, sociales y políticos en aquellos primeros y difíciles pasos de nuestra democracia.

Desde Jueces para la Democracia creemos necesario hacer hoy un sentido recordatorio a esas personas asesinadas. Ellas representan trágicamente a otras muchas miles que desde muchos ámbitos trabajaron con esfuerzo y entrega a partir de grandes premisas éticas por construir nuestro compartido espacio de libertad y conformación de un verdadero Estado social y democrático de derecho.

El horrible crimen cometido aquel día es muestra de cómo un sector de la ultraderecha, que se mostró a la vez tan pequeño en número como en dignidad, intentó frenar el avance hacia la democracia. No consiguieron su objetivo y, desde la mayor serenidad, el pueblo de Madrid en el triste entierro que sucedió a los hechos respondió contundente, clara y serenamente a ese intento de frustrar las legítimas expectativas colectivas. Aquel entierro se desarrolló en absoluto silencio, mostrando claramente que sólo una cosa  esperaba a quienes pretendían frenar los avances sociales y políticos: el aislamiento y el rechazo colectivo, nuestro silencio ciudadano, que no era miedo, sino repudio y unidad.

La construcción de una sociedad libre y democrática requirió los esfuerzos conjuntos de mucha gente. El papel de la abogacía en ese camino merece una especial mención, por haber sido desde muchos despachos de letrados, desde donde se inició el camino para la construcción de nuevos discursos colectivos más éticos, más dignos y más libres. La generosidad mostrada por tantas y tantas personas no puede caer en el olvido ni auspiciar una única visión de la transición que obvie las dificultades y a quienes no fueron más que sus enemigos. Nuestro futuro exige no ocultar el pasado y recuperar los relatos que nos construyen.

Ya en el mundo del derecho los esfuerzos fueron compartidos desde la judicatura, la fiscalía y la abogacía, construyendo una Justicia democrática en parte no menor con la incorporación de muchos de esos laboralistas que ahora conforman esta carrera judicial a la que aportan su experiencia y sus valores éticos.

Nuestro hoy sólo lo podemos entender con nuestro ayer, y sólo así podemos afrontar el futuro con la esperanza común y con la intención de seguir aunando esfuerzos por una sociedad cada día más democrática, más libre y más digna. Sirvan, por tanto, estas palabras para mostrar el homenaje sentido por todas las personas que hoy conformamos Jueces para la Democracia.

El Secretariado,

Madrid, a 24 de enero de 2012