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El próximo
sábado se cumplen dos años desde la entrada
en vigor del RD Ley 27/2012, de 15 de noviembre, sobre
medidas urgentes para reforzar la protección
de los deudores hipotecarios, cuya principal medida
consistió en suspender dos años los procedimientos
de ejecución hipotecaria que afectaban a las
familias en riesgo de exclusión social y el mandato
al Gobierno para que emprendiera de manera inmediata,
junto con el sector financiero, la constitución
de un fondo social de viviendas destinadas a ofrecer
cobertura a aquellas personas que hubieran sido desalojadas
de su vivienda habitual por el impago de un préstamo
hipotecario.
Mediante la Ley 17/013, de 14 de mayo,
de medidas para reforzar la protección a los
deudores hipotecarios, reestructuración de deuda
y alquiler social, se mantuvo la suspensión de
los lanzamientos que ya se contemplaba en el RD Ley
de 2012, definiéndose los requisitos legales
para considerar a una familia en situación de
riesgo de exclusión social en base a parámetros
subjetivos, niveles de renta (tres veces el IPREM) y
la carga que implicara el pago de la hipoteca.
Pese a ello, según los datos
que ha ofrecido recientemente el Ministerio de Economía,
sólo unas 20.000 familias españolas se
han beneficiado de las medidas de protección
frente al sobreendeudamiento, incluyendo suspensiones
de lanzamientos, reestructuración de deuda y
daciones en pago, frente a los 346.784 lanzamientos
que, según el C.G.P.J, se produjeron en España
desde enero de 2008 hasta junio de 2014.
En cuanto al Fondo Social de Vivienda,
los 33 bancos que lo componen habían aportado,
a mes de enero de 2013, 6.000 viviendas, de las cuales
siguen vacías 4.600, cuando según las
mismas fuentes del C.G.P.J, desde ese mismo mes hasta
junio de 2014, han perdido su vivienda 104.430 familias.
Todos estos datos confirman que, pese
a los anuncios del gobierno, sigue sin afrontarse una
política global sobre la vivienda en España
y la respuesta que debe darse a las familias que, por
causa del desempleo y la precariedad, no pueden afrontar
el pago de sus hipotecas o se mantienen en sus viviendas
a costa de sacrificios extremos, cuando, por el contrario,
muchas de las entidades que ofrecieron los préstamos
hipotecarios llevando a cabo agresivas prácticas
bancarias despreciando el riesgo crediticio, han recibido
ingentes cantidades de dinero público y sus consejos
de administración ofrecen un lamentable espectáculo
de falta de ética.
Por ello, desde Jueces para la Democracia
reiteramos una vez más la exigencia de que se
apruebe una Ley de Sobreendeudamiento Familiar que permita
a las familias una segunda oportunidad mediante la renegociación
de sus deudas, imponiendo a las entidades bancarias,
en su caso, medidas de reestructuración y/o dación
en pago, asi como la necesidad de que el gobierno impulse
un Fondo Social que garantice efectivamente el derecho
constitucional a una vivienda digna.
De otro modo, la prórroga de los lanzamientos,
aunque pueda beneficiar temporalmente a muchos ciudadanos
en riesgo de exclusión, no hará sino demorar
la solución del problema y cronificar una situación
de injusticia social, que genera una gran bolsa de pobreza,
y de cuyas causas profundas no son responsables.
14 de noviembre de 2014
SECRETARIADO DE JUECES PARA LA DEMOCRACIA
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