Cartas de Presentacion > Elecciones a Vocales de CGPJ
Estimados compañeros
Me llamo Javier Martínez Lázaro, aunque se me conoce por Tito. Soy magistrado en la Audiencia Provincial de Madrid. Pertenezco a nuestra asociación desde hace más de 16 años, los mismos que llevo en la carrera judicial . He sido miembro del Secretariado en cuatro ocasiones (lo soy actualmente). He sido también coordinador de Madrid, director del Boletín, vocal de nuestra Fundación, preparador en nuestra escuela, etc,. En el Secretariado, normalmente me he ocupado de las cuestiones sindicales. Negocié en nombre de la asociación las retribuciones hace más de diez años y en ello me encuentro actualmente.
Si me he dedicado tan intensamente a la asociación en estos años es porque me apasiona la política judicial y este es el motivo que me lleva a presentar mi candidatura al Consejo General del Poder Judicial y a solicitar tu apoyo. Pienso, además, que podría hacerlo razonablemente bien.Creo que el Pacto por la Justicia suscrito por los partidos mayoritarios e impulsado en la medida de nuestras posibilidades por Jueces para la Democracia abre importantes esperanzas de cambio y mejora en la Justicia. Es verdad que todo puede quedar en mera palabrería y humo, pero las fuerzas políticas han adquirido un compromiso fuerte con la sociedad y quien no cumpla, previsiblemente, sufrirá las consecuencias.
La tarea no es tan inabordable como parece. Pese a la imagen que pueda transmitirse a la opinión pública, la justicia en nuestro país cuenta con la base suficiente para transformarse en ese ágil, próximo, y equitativo instrumento de resolución de conflictos y tutela de sus derechos que demandan los ciudadanos. Los jueces gozamos de un alto grado de independencia, estamos razonablemente bien preparados y nuestras resoluciones en la mayoría de los casos tienen la necesaria calidad técnica. No existe un grave problema de corrupción, tan presente en otras administraciones, y nuestra eficiencia, más DE seis millones de asuntos anualmente en los tribunales, más de 1.300.000 sentencias al año, más de quinientas sentencias y otras resoluciones de fondo por cada juez al año, es difícilmente mejorable. El problema esencial es la carencia de recursos, de su adecuada asignación, de su gestión y control. En definitiva el problema es el Gobierno de la Justicia. Esto es lo que ha fallado estrepitosamente en los últimos años y de lo que dependerá o no el éxito de las reformas en los próximos.
Con todo, la imagen que los ciudadanos tienen de nuestra justicia es francamente negativa. Ello no es bueno para la calidad de nuestro sistema democrático. Aunque una visión crítica de las instituciones es siempre necesaria, la perpetua desconfianza en la Justicia, o en el Parlamento, o en la Administración sólo sirve para apartar a los ciudadanos de las instituciones y de la vida política con el consiguiente deterioro de la convivencia civil.Por eso me parece que una de las principales tareas del futuro Consejo debería ser una adecuada política de comunicación, inexistente hasta la fecha, que transmitiese la realidad de nuestros tribunales y contribuyese a crear una mejor opinión de nuestro hacer. Comunicación en ambos sentidos, para que se conozca mejor lo que hacemos, pero también para que sepamos mejor lo que de nosotros demanda la sociedad.
Es preciso sustituir la idea de la Inspección, ligada exclusivamente al concepto de sanción, por la idea de gestión y asignación de recursos, como sucede en cualquier empresa u organización moderna. Desde luego, deberán exigirse responsabilidades a quienes no cumplan, pero sobre todo deberán aportarse soluciones asignando los medios precisos y gestionándolos adecuadamente.
El Consejo debe ser más sensible a las opiniones de los jueces y de sus asociaciones, estar mucho más cercano a sus problemas. Su actuación en política retributiva, inhibiéndose de las peticiones de mejora de jueces y magistrados, tras subirse los propios Consejeros su retribución, es justamente el modelo de lo que no debe hacerse.Debe estimularse la formación, impulsar un amplio debate en la carrera judicial y en la sociedad sobre las futuras reformas legislativas, situar al Consejo en el centro de los próximos proyectos, como sintetizador de todas las experiencias y aportaciones.
Pero sobre todo es preciso un nuevo modelo de Consejero, en permanente diálogo con los jueces, con los operadores jurídicos y los ciudadanos de su territorio, que asista a las Juntas de Jueces, que conozca los problemas y se implique en su resolución. Este es un compromiso que adquiero personalmente y que estoy firmemente decidido a cumplir.
A lo largo de estos años creo haber defendido con rigor mis opiniones. He coincidido como es normal con unos compañeros en unas ocasiones; en otras con otros. A todos quiero pediros vuestro voto, porque pienso ser el representante de todos.
Javier Martínez Lázaro