Cartas de Presentacion > Elecciones a Vocales de CGPJ
BREVES NOTAS SOBRE UNA CANDIDATURA
Primera
La candidatura que presento no es solo fruto de una decisión personal, sino que ha surgido como respuesta al interés de algunos compañeros, de diversos territorios, que han creído que determinada percepción de los problemas de nuestro universo judicial debía estar en liza, junto a otras percepciones que existen, afortunadamente, en nuestra pequeña y plural asociación.
A quienes me conocéis deciros algo sobre mi en estas líneas os parecerá ocioso e innecesario. A quienes no me conocéis intentare trasladaros algunas ideas o planteamientos de los que han motivado la candidatura. Soy un Magistrado de a pie que trabaja en Salamanca en un Juzgado mixto, lo que junto a inconvenientes conocidos, me permite tener una percepción fidedigna de los problemas con que se encuentran los ciudadanos y de los problema de los jueces en el día a día. En el aspecto asociativo fui miembro del Secretariado en el bienio 1994-1996, Coordinador de la Sección del País Vasco ( 1992-1994), y de la Sección de Castilla y León (1998-2000).
La candidatura nace de un fuerte deseo de luchar para intentar cambiar determinados modos de estar y de hacer en lo que se refiere al Consejo General del Poder Judicial. Este fuerte deseo de luchar y de propiciar cambios nace a su vez de un desencanto y un enfado profundo . Muchos jueces, asociados o no, estamos disconformes con el devenir del Poder Judicial y con el papel que viene desempeñando el Consejo General del Poder Judicial. Seré mas preciso.
Segunda
1.- El Consejo General del Poder Judicial ha decidido ser, por diversas causas, que aquí no cabría explicitar, un mero órgano de gestión, carente de iniciativa en política judicial, y carente de una mínima e imprescindible capacidad de confrontación democrática con los demás poderes políticos. Esta capacidad de iniciativa y de confrontación critica y democrática, debería ser una de las reivindicaciones y campos de trabajo irrenunciables para el próximo Consejo. Un órgano constitucional tan importante no puede limitarse a realizar estudios e informes de diagnostico y elaboración de propuestas, que después no es capaz de sostener, ni de hacer valer, ni de reivindicar.
Al haber optado por ser un mero gestor, el Consejo es y ha sido siempre acrítico con las causas de los problemas que aquejan al Poder Judicial y a la Administración de Justicia; causas y problemas, que en lo esencial, no se pueden atribuir al Poder Judicial , que son estructurales y que en gran medida persisten por interés de los demás poderes en mantener una situación de ineficacia que beneficia a determinados actores políticos y sociales. Esta opción por la mera gestión, lleva a una dinámica consistente en atribuir la causa primordial de los problemas existentes y de su solución a los Jueces y Magistrados.2.- » No tengo tiempo…».
Consecuencia de este modo de hacer es un discurso, patrocinado desde otras instancias, y al cual el Consejo no sabe responder. Un discurso nada inocente, jaleado por los medios de comunicación. Se trata del discurso de la desconfianza indiscriminada en los jueces como actores y autores de todos los males que aquejan a la «justicia». De aquí se pasa a la deificación de un determinado concepto de eficiencia y a la consagración de la disciplina como solución a modo de «Bálsamo de Fierabrás». Productivismo y disciplina.
Hay pocos jueces, tenemos unos medios de trabajo lamentables, se nos lanzan leyes sin previsión alguna de las consecuencias que provocan……. Podemos seguir señalando problemas, pero estos problemas estructurales y determinantes, que son condición de posibilidad para poder practicar una jurisdicción conforme a las exigencias constitucionales, se dejan en un plano secundario, mitigados, en zona de penumbra, quizás porque su solución depende de otras instancias de poder a los que no se debe molestar.
El enfoque productivista en un contexto de carencias estructurales, es una invitación a un ejercicio irreflexivo y acrítico de la jurisdicción, propicia y fomenta que se baje la guardia en la defensa de los derechos y libertades fundamentales, y que baje el nivel de exigencia de racionalidad en la aplicación de la ley. Como consecuencia se resiente la legitimación de ejercicio de los Jueces que pasa por garantizar los derechos y libertades fundamentales, por ser un mecanismo de control de los poderes sociales y políticos, y de efectuar tales cometidos con criterios de racionalidad.3.- » En casa del herrero…»
La falta de transparencia y de explicación de las decisiones del Consejo General del Poder Judicial es otra buena causa para luchar . Falta de transparencia frente a los ciudadanos y frente a los jueces que deslegitima el quehacer del órgano ante los gobernados. Los nombramientos son el paradigma de la falta de transparencia y motivación de las decisiones; muchas decisiones son difíciles de entender e imposibles de explicar; la presunción fuerte de que existen cuotas en atención a pactos internos, la línea de fractura en los nombramientos en atención al grupo político que designó a los vocales, esta en boca de todos los jueces.4.- El CGPJ no se ha molestado, ni ha sabido explicar a los ciudadanos el trabajo que realizan los Jueces y Tribunales. No se sabe vender el producto, y el producto pese a todo no es tan malo. Se actúa a la defensiva a la hora de explicar el trabajo de los Jueces y de la Administración de Justicia. Es una secuela mas de la renuncia a ejercitar su capacidad política. En el contraste con otras parcelas de la Administración la relación medios/calidad/cantidad de trabajo que se desenvuelve no perjudicaría a la Administración de Justicia y a nuestro quehacer cotidiano. No se trabaja tan mal como se pretende ni tan poco como se dice. Llevar a cabo esta labor es inexcusable en una sociedad en la que la apariencia y la imagen, lamentablemente, cuentan mas que los contenidos.
Tercera
Por último nosotros, la Asociación, no hemos exigido al CGPJ que trabaje en la línea expuesta. Nos lastra una especie de mala conciencia en divergir de los análisis al uso provenientes del mundo de la política sobre el papel del Poder Judicial. Lo «progresista» es coincidir con tal tipo de análisis. Propiciar un judicialismo critico, razonable y radicalmente democratico, es un medio de servir a la comunidad. La separación de poderes es un mecanismo esencial en la construcción de democracia de contenidos y no meramente formal o nominal. Al igual que la democracia, la separación de poderes debe construirse, conquistarse, y defenderse todos los días; es un quehacer cotidiano inacabado e inacabable. Los Jueces debemos contribuir a esta construcción de modo radical e innegociable como medio de servir a la construcción de espacios de democracia, no para servirnos nosotros sino para servir a los ciudadanos.
Luchar por los fines de la Asociación a la que pertenezco y en ese marco por los planteamientos de política judicial aquí apuntados como pinceladas, es el compromiso que adquiero al presentarme a esta elección, en la confianza de que muchos compañeros compartirán algunos de estos análisis y planteamientos.
Un saludo y gracias por vuestro tiempo
Salamanca a 24 de junio de 2001
GREGORIO ÁLVAREZ ÁLVAREZ