Para el debate sobre el lenguaje paritario en el Congreso de Valencia
Estas notas no son más que un apéndice a la que remití en vísperas del Comité Permanente de Zaragoza y que constan en la documentación del mismo.
Salvado el nombre de la asociación, que debe ser intocable, el tema en cuanto al texto de los estatutos tiene, en mi sentir, mucha menos trascendencia.
Yo, en principio, no los tocaría; pero comprendo que haya quienes, varones o mujeres, entiendan que éstas no se sientan debidamente representadas en la actual redacción de aquéllos: creo que las palabras, lo mismo que las leyes, tienen espíritu y letra, y si bien en el caso de los estatutos el espíritu con que están redactados es indudablemente genérico, no se puede negar que su letra es masculina.
Y ya en este sentido, hablaría en los estatutos de los asociados y las asociadas, los magistrados y las magistradas, los y las jueces.
Es decir, usaría un lenguaje llano para decir lo que queremos decir, y evitaría los ripios, o sea las frases forzadas, rebuscadas o artificiosas en las que ve muy claro que el único fin es dar un rodeo para sortear la palabra masculina o femenina; así evitaría “las personas asociadas” y similares; creo que tanto unas como otros nos sentiremos más reconocidos si se nos llama por aquellas palabras que por esta última expresión, en mi opinión y paradójicamente, muy fría y despersonalizada.
Con otras palabras, utilizaría un lenguaje no sexista pero sí sexuado; tal vez no estaría mal que los estatutos reconocieran de forma expresa el carácter sexuado de la especie como elemento de principalísima importancia en la configuración de la personalidad humana, en lugar de encubrirlo con expresiones anodinas e indiferenciadas.
Y tampoco tocaría los adjetivos o los participios: no hablaría de nombrados y nombradas, elegidos y elegidas, jubilados y jubiladas, so pena de hacerlos fastidiosos a la lectura: en este campo me quedaría, aún a costa de romper la concordancia gramatical, con el espíritu de las palabras por encima de su letra.
Carlos López Keller